Los primeros treinta años, hasta 1990, le fue fácil. La URSS pagaba un sobreprecio en las importaciones de Cuba, principalmente azúcar, para mantener el escaparate del socialismo frente al capitalismo americano.
Los siguientes diez años, hasta 2000, fueron un verdadero vía crucis, de escasez y falta de objetivos. Para el 2000, ya Cuba se había hecho a la idea de entrar en el modelo capitalista, pero sin llamar mucho la atención. Fue invitando a muchas multinacionales no americanas a constituir en Cuba una sociedad mixta (capital cubano y extranjero al 50%, aunque en realidad, todo el dinero lo tenía que poner el extranjero, Cuba ponía el solar, en alquiler a largo, y algunos intangibles). Algunos ejemplos de estas inversiones extranjeras en Cuba:
Pero en realidad, las imágenes anteriores son solo reflejo visual de que el embargo no tuvo grandes repercusiones, ya que se podía importar de otros países que no fueran EE.UU (a pesar de la Ley Helms-Burton). Lo importante era que faltaban fondos o financiación para importar de cualquier país y se echaba la culpa al embargo. Cualquier producto que se quisiese, con suficiente dinero, estaba disponible en La Habana, fuera vino español, champagne francés o una computadora HP.
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