¿Qué se aprende de estar expuesto a los ricos?
Una época de mi vida tuve muchos compañeros de estudios que vivían en Ciudad Satélite, a los que yo consideraba de muy alto poder adquisitivo. ¡¡Ja!! Después vi que hay zonas de la Ciudad de México donde los habitantes tienen ¡¡¡MUCHO MÁS poder adquisitivo!! Pero bueno, en su momento me impactaban e intimidaban las casas con cuarto para la sirvienta, alberca, carro para la esposa (y a veces carro para cada uno de los hijos), jardinero… Al principio me intimidaban bastante, después ya no tanto. Llegué a tratar bastante con ellos y con varios la amistad llegó al punto que conocí sus casas y a sus familias. Me quedaron algunas enseñanzas de esta experiencia:
- Hay ricos buena gente, hay otros mala gente. ¡Hay de todo! Viven, aman, les rompen el corazón, tienen sueños y problemas. Distintos de los nuestros, pero los tienen. ¡Son gente! Igualitos que tú y que yo, pues, sólo que con más dinero
- Los que más dinero tenían eran por lo general los más humildes y que menos alarde hacían de este. Vamos: vestían bien renovaban el guardarropa con relativa frecuencia, pero compraban ropa más por diseño y por funcionalidad que por ser ropa exclusivamente de diseñador.
Los que no tenían tanto dinero, en cambio, eran por lo general los más soberbios y altaneros — tanto con sus sirvientes como con los empleados de las tiendas departamentales, con los meseros en los restaurantes, con el valet que recibía su carro, etc. Curiosamente, eran también los que más duro peleaban por un descuento y más quisquillosos eran con la calidad de las cosas que compraban (y más dados también a comprar solo ropa de marcas caras) - Contario a lo que esperaba, por lo general eran “frugales” en sus gastos. Lo pongo entre comillas pues lo de frugales era en comparación a lo que podían gastar. Digo, los restaurantes a que a veces me invitaban a comer para mi eran caros… pero podían permitirse gastarse muchísimo más en comida, y no lo hacían. Tenían muebles de buena calidad, TVs grandes y una consola de última generación, sí… pero no estaban frívolamente cambiando de muebles a cada rato, aunque hubieran podido hacerlo. Las vacaciones de fin de año a Europa o a Orlando estaban ciertamente fuera del alcance de la mayoría de mis conocidos… estas familias iban allá, sí, pero no se hospedaban en el Ritz sino en hoteles mucho más modestos o en casa de amigos que tenían en aquellos lares. Al final me hizo lógica: en parte te haces rico cuidando el dinero, no gastándolo a diestra y siniestra.
- En muchos casos sí hay dinero heredado que echa a perder a los hijos, pero también vi muchos jóvenes que desde muy chicos aprovecharon los contactos familiares, el dinero que su familia les podía prestar, y sus propios sueños y ambiciones para poner un negocio desde muy chicos. Es de verdad IMPRESIONANTE tener 22 o 23 años y conocer a alguien de tu edad que es dueño de un pequeño café, un barcito bohemio o un negocito de ropa. ¿Que encontraron a los proveedores y el capital semilla con relativa facilidad, por la familia de que vienen? Cierto. Pero los trámites para abrirlo, el lidiar con los permisos, supervisiones, contratar/correr gente, administrarlo, quebrarte las pestañas con el amigo diseñador y el amigo publicista para ver la imagen del negocio, la publicidad que lo promocionará y el mercado objetivo al que irá destinado… nada de eso se hace por sí solo, requiere mucho trabajo, y a estos jóvenes la enorme posibilidad de fracasar no los desanima.
- Aparte que motiva mucho tener conocidos en tu círculo que han emprendido y triunfado, todo el ambiente entre los de más dinero estaba muy enfocado en promover los valores empresariales desde chicos, con excelentes resultados. Creo que eso es algo que los clase medieros debiéramos hacer más, seguimos educando a nuestros hijos para que crezcan y busquen ser empleados, en lugar de decirles “anímate a emprender, lo peor que puede pasar es que pierdas el dinero y quedes endeudado por unos años, lo mejor que te puede pasar es que seas tu propio jefe, pongas tus horarios, veas tu capital multiplicarse por 100 o por mil, y tengas la satisfacción de saber que estás cambiando al mundo para bien”
- Por lo general, aprecian más la cultura en otras personas que el dinero que tienen. Fue divertido para mi aprender a comer con 20 cubiertos (aunque aun a la fecha tengo tremendos problemas en distinguir una cuchara de otra, si en una comida formal nos saltamos un tiempo) aprender a degustar distintos tipos de vinos, ¡¡probé el salmón!! (cuando aún era muy caro y dificil de conseguir por acá), detesté el caviar… y enterarme de como eran las cosas cotidianas en Alemania, Argentina, Francia, Holanda, etc. era divertido. Pero estas familias que me recibían, me apreciaban porque veían mi interés en la historia y las lenguas, les parecía que tenía una plática interesante, y eso les daba gusto. Ahora de adulto he tenido la oportunidad de convivir con más familias de alto poder adquisitivo y es una constante que veo: aprecian sinceramente la educación en las personas.
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